El ritmo frenético de nuestro estilo de vida actual y el estar conectados las 24 horas y en cualquier sitio nos ha hecho olvidar una las emociones más características del ser humano: el aburrimiento. ¿Es eso bueno o malo para la creatividad?
Los estudios han demostrado que cuando nos aburrimos, nuestro cerebro activa unos circuitos neuronales que forman la “red por defecto” (DMN), descubierta en 2011 por los neurólogos Marcus E. Raichle y Gordon L. Shulman de la Universidad de Washington, San Luis. Esta red es la que conecta nuestras experiencias y lecciones aprendidas, encadena nuestros recuerdos y nos permite imaginar. El aburrimiento y dejar vagar la mente es lo que nos permite activar esa red y mientras lo hacemos, pasado unos minutos empezamos a tener ideas nuevas. Con la llegada de los smartphones y otros dispositivos que nos permiten estar conectados en cualquier lugar y en todo momento, de las redes sociales y las apps de mensajería, los juegos, y un largo etc., hemos desarrollado una verdadera adicción y ya no permitimos a nuestro cerebro "aburrirse". ¿Cuándo fue la última vez que llegaste primero a una cita o una reunión y esperaste sin hacer nada? ¿Qué haces cuando estás en una sala de espera o esperando el tren o el autobús? Aparte de los evidentes problemas de adicción de la hiperconectividad que se hacen cada vez más evidentes, tenemos otro problema: estamos minando nuestra imaginación y nuestra creatividad. Así que ponte como reto desconectar del todo un rato al día y permítete aburrirte para que tu cerebro pueda dejar fluir las ideas. Te recomendamos que veas esta ponencia de Manoush Zomorodi en la que ilustra este concepto y cuenta su experimento: "Aburrido y brillante".
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A veces parece que algunas personas tienen más ideas que la media. ¿Sabes cuál es la habilidad que suelen tener en común? ¿Es posible desarrollarla? Una idea nueva es una configuración que no se había formado antes en el cerebro. Esto puede ocurrir cuando utilizamos ideas de otras personas de las que hemos aprendido y las conectamos. De esa conexión surgen nuevas asociaciones que dan lugar a una idea nueva. Sentir curiosidad por lo que nos rodea, estar atentos a los pequeños detalles y conectarlos es una habilidad imprescindible para que estos alimenten nuestra creatividad e inspiración. Para ilustrar este concepto, os dejamos un fragmento de la película Working Girls en el que el personaje interpretado por Melanie Griffith explica en pocos segundos como tuvo la idea que cambio el rumbo de su carrera: "Leo muchas cosas. Nunca sabes de dónde pueden surgir las grandes ideas." ¿Y tú, prestas atención a los detalles? ¿Has intentado conectar cosas que aparentemente no tienen nada que ver? Solemos pensar que las buenas ideas ocurren así de repente en un momento de inspiración, al estilo de Newton y su manzana. ¿Esto es así? ¿De dónde vienen las buenas ideas? Las buenas ideas siguen un camino distinto y suelen ocurrir cuando nos juntamos con gente diferente a nosotros y compartimos nuestras ideas, las debatimos y construimos sobre las ideas de los demás. La base de la innovación es el conocimiento funcional cruzado, o dicho de otra manera la combinación del conocimiento específico que tienen personas con distinta formación, experiencia y perspectiva. Para tener buenas ideas tienes que compartirlas con personas diferentes a tí. Si te juntas con personas iguales a ti seguramente no te puedan aportar mucho más de lo que tu ya sabes, la riqueza está en la diferencia. Y si no cuentas tus ideas, te perderás un valioso feedback, nuevo conocimiento o nuevas ideas y perspectivas que enriquecerán tu idea inicial. ¿Y eso como se hace? Es muy sencillo, quiere al diferente y comparte tus ideas siempre que tengas la oportunidad de hacerlo. Y si tienes unos minutos, te dejamos una conferencia de Ted que ilustra muy bien este concepto: |
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