A todos nos gustaría pensar que somos los más cualificados en nuestro campo y que se nos ocurren las mejores ideas pero la realidad es que siempre habrá gente que sepa más que nosotros. ¿Podemos aprovechar el talento de los demás?
Aprendemos todos los días y gracias a ello avanzamos, nos formamos y nos especializamos. Y lo hacemos adquiriendo nuevo conocimiento y acumulando experiencia. Pero también aprendemos del talento y el capital intelectual de los demás. Sea cual sea tu campo de interés o actividad profesional, seguramente ya sigues a personas que son especialistas en ese campo, eminencias, "gurús", precursores o como quieras llamarlos. Y lo haces porque puedes aprender de ellos. En innovación, hay una habilidad clave que se resume en ser capaz de construir sobre la inteligencia de los demás. Tener la habilidad de escuchar una idea y trabajar sobre ella para aportar nuevo conocimiento funcional para que esta evolucione y mejore es una habilidad básica para cualquier persona que quiera innovar. Si eres capaz de rodearte de gente con más talento que tú, con más conocimiento o más especializada y escuchas, aprendes de ellos o incluso les expones tus ideas o tus proyectos para obtener su crítica (constructiva), conseguirás un aporte extremadamente valioso. Y esto es lo mejor que te puede pasar. Durante un tiempo estuve trabajando con un director que siempre nos decía que para él la situación ideal era ser "el menos listo de la sala". Una de las condiciones para formar parte de su equipo era tener más conocimiento que él en algún campo de la línea estratégica de su departamento. Y los resultados que obtenía junto con su equipo eran realmente impresionantes. Así que anímate y rodéate de gente con más talento que tú.
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Cuando necesitamos tener ideas sobre un tema concreto, solemos ponernos a pensar y aunque tengamos alguna idea, por lo general estas son limitadas. ¿Has probado pedir ayuda?
Tener ideas nuevas no solamente significa ponerte a pensar, solo o con un equipo. Lo solemos hacer de esa manera y sin embargo hay algo muy valioso que nos puede ser de gran ayuda y no solemos recurrir a ello: nosotros lo llamamos el alquiler de inteligencia. Imagina por un momento que tienes que resolver un problema de usabilidad web y te pones a pensar solo o con tu equipo de qué manera se puede resolver. Tenéis ideas y las debatís juntos. Pero no llega LA idea que estáis buscando. ¿Qué pasaría si buscaras un experto en usabilidad? Pero no una persona de tu empresa o con conocimientos del campo en el que estás trabajando porque seguramente te has informado, has acumulado conocimiento o incluso has consultado un experto. Un experto en usabilidad extrema de otro sector, que no tiene nada que ver con el tuyo, pero cuyos conocimientos se puedan aplicar a tu campo. ¿Qué pasaría si pidieras a los responsables del diseño de los paneles de control de los aviones que te explicaran los principios de usabilidad que han utilizado para sus diseños? ¿Crees que podrías aprender de ellos? La respuesta probablemente sea afirmativa. Y con una ventaja adicional: analizar el problema desde una perspectiva totalmente distinta a la del problema que quieres resolver te ayudará a desbloquear la mente y a encontrar soluciones radicalmente distintas a las que podrías haber encontrado de la manera tradicional. Y si te preguntas si aceptarían darte esa información, la respuesta probablemente también sea afirmativa. Si formas parte de un sector que no entra en competición con el de tu interlocutor, lo más seguro es que acepte de buena gana contarte cómo lo hacen. A las personas nos gusta compartir conocimiento aunque a veces pensemos que no. Y si no te lo crees, solamente tienes que entrar en algún grupo de redes sociales sobre un tema y ver la cantidad de gente que contesta a las preguntas de los miembros del grupo invirtiendo su tiempo a cambio de nada. Así que no lo dudes y pide ayuda. ¿Cuál es tu reacción cuando algo te frustra porque no funciona como quieres o cuando el servicio que te dan no es el que esperabas? Analizar tu frustración te puede ayudar a tener ideas.
A todos nos pasa a menudo: compramos un producto o un servicios y por la razón que sea no es lo que esperábamos o simplemente no funciona. Nuestra reacción primaria es de enfado y frustración. Llamamos al proveedor para solucionarlo y si no nos lo soluciona seguimos con el enfado. Lo que NO solemos hacer es analizar nuestra frustración, es decir: ¿Qué es lo que no funciona o no es lo que esperaba? ¿Por qué me esperaba otra cosa? ¿Cuáles eran mis expectativas? ¿Tengo las mismas expectativas que los demás usuarios? ¿Soy el público objetivo? ¿Qué haría yo diferente para que este producto/servicio fuera satisfactorio para mí? ¿Qué se podría mejorar del producto/servicio o de su proceso de elaboración, ejecución o venta para eliminar mi frustración? ¿Se pueden aplicar estas soluciones a otros productos o servicios? ¿Qué me aporta en mi sector tener esta información? Si haces este ejercicio como rutina cada vez que algún producto/servicio te frustra o falla, te darás cuenta de que empiezas a tener ideas nuevas que puedes aplicar a tu propio ámbito/sector. Vivimos rodeados de innovación, de modelos de negocio nuevos, de una infinidad de nuevos productos y servicios surgen todos los días de la mente de un sinfín de emprendedores y empresas. ¿Sabes sacarles provecho para tener ideas nuevas?
Ayer fuimos a una reunión en el centro de Madrid con un coche de la empresa ZITY, el servicio de coches compartidos de Ferrovial Servicios y Renault. Dejamos el coche en la puerta del lugar de reunión, sin preocuparnos de pagar la zona azul o verde. Y a la salida, con la app cogimos otro coche que estaba a un minuto andando para volver a nuestras oficinas. Así de sencillo. Abundan los servicios y modelos de negocio innovadores y nosotros intentamos probarlos todos siempre que podemos. ¿Por qué probarlos? Porque probar cosas nuevas te da nuevas ideas, te proporciona experiencias nuevas y te permite ver las virtudes y los fallos de las propuestas de valor innovadoras. Cuando vemos cómo otros resuelven sus productos y sus servicios, se nos ocurre como aplicar este conocimiento en la solución de nuestros proyectos. ¿Has comprado alguna criptomoneda? ¿Has comprado en Ali baba? ¿Has usado un coche compartido? Prueba cosas nuevas y tendrás más ideas. ¿Cuántas veces al día has pensado en algo que te parecía interesante o has tenido alguna idea creativa y acto seguido te has puesto a pensar en otra cosa? ¿Cómo puedes sacar provecho a esas ideas?
A lo largo del día tenemos un montón de ocurrencias y de ideas que tan pronto como han llegado, desaparecen porque otra cosa más urgente o importante requiere nuestra atención. Y cuando necesitamos ideas, ya no nos acordamos de nada. Nuestro cerebro está en constante actividad y en la mayoría de los casos no tenemos tiempo de pararnos a pensar o desarrollar la idea que hemos tenido en el momento en que se nos ha ocurrido. El recurso de hoy te ayudará a acordarte de todas las ideas que se te ocurren a lo largo del día y de esa manera poder para un momento comentarlas con otra persona o a pensar sobre ellas cuando tengas un rato libre y te puedas concentrar. El cuaderno de ideas sirve para eso y no tiene por qué ser un cuaderno, puedes utilizar el recurso que más cómodo te resulte: un cuaderno, la app de notas de tu móvil, una app de notas de voz, etc. Lo que sea que puedas llevar contigo en todo momento y que te permita capturar esa idea en el momento en qué ocurre. Además de capturar las ideas que seguramente hubieras olvidado si no las apuntaras, el cuaderno sirve para generar más ideas a posteriori cuando te sientes a pensar sobre ellas y las conectes entre sí.
El ritmo frenético de nuestro estilo de vida actual y el estar conectados las 24 horas y en cualquier sitio nos ha hecho olvidar una las emociones más características del ser humano: el aburrimiento. ¿Es eso bueno o malo para la creatividad?
Los estudios han demostrado que cuando nos aburrimos, nuestro cerebro activa unos circuitos neuronales que forman la “red por defecto” (DMN), descubierta en 2011 por los neurólogos Marcus E. Raichle y Gordon L. Shulman de la Universidad de Washington, San Luis. Esta red es la que conecta nuestras experiencias y lecciones aprendidas, encadena nuestros recuerdos y nos permite imaginar. El aburrimiento y dejar vagar la mente es lo que nos permite activar esa red y mientras lo hacemos, pasado unos minutos empezamos a tener ideas nuevas. Con la llegada de los smartphones y otros dispositivos que nos permiten estar conectados en cualquier lugar y en todo momento, de las redes sociales y las apps de mensajería, los juegos, y un largo etc., hemos desarrollado una verdadera adicción y ya no permitimos a nuestro cerebro "aburrirse". ¿Cuándo fue la última vez que llegaste primero a una cita o una reunión y esperaste sin hacer nada? ¿Qué haces cuando estás en una sala de espera o esperando el tren o el autobús? Aparte de los evidentes problemas de adicción de la hiperconectividad que se hacen cada vez más evidentes, tenemos otro problema: estamos minando nuestra imaginación y nuestra creatividad. Así que ponte como reto desconectar del todo un rato al día y permítete aburrirte para que tu cerebro pueda dejar fluir las ideas. Te recomendamos que veas esta ponencia de Manoush Zomorodi en la que ilustra este concepto y cuenta su experimento: "Aburrido y brillante". A veces parece que algunas personas tienen más ideas que la media. ¿Sabes cuál es la habilidad que suelen tener en común? ¿Es posible desarrollarla? Una idea nueva es una configuración que no se había formado antes en el cerebro. Esto puede ocurrir cuando utilizamos ideas de otras personas de las que hemos aprendido y las conectamos. De esa conexión surgen nuevas asociaciones que dan lugar a una idea nueva. Sentir curiosidad por lo que nos rodea, estar atentos a los pequeños detalles y conectarlos es una habilidad imprescindible para que estos alimenten nuestra creatividad e inspiración. Para ilustrar este concepto, os dejamos un fragmento de la película Working Girls en el que el personaje interpretado por Melanie Griffith explica en pocos segundos como tuvo la idea que cambio el rumbo de su carrera: "Leo muchas cosas. Nunca sabes de dónde pueden surgir las grandes ideas." ¿Y tú, prestas atención a los detalles? ¿Has intentado conectar cosas que aparentemente no tienen nada que ver? Solemos pensar que las buenas ideas ocurren así de repente en un momento de inspiración, al estilo de Newton y su manzana. ¿Esto es así? ¿De dónde vienen las buenas ideas? Las buenas ideas siguen un camino distinto y suelen ocurrir cuando nos juntamos con gente diferente a nosotros y compartimos nuestras ideas, las debatimos y construimos sobre las ideas de los demás. La base de la innovación es el conocimiento funcional cruzado, o dicho de otra manera la combinación del conocimiento específico que tienen personas con distinta formación, experiencia y perspectiva. Para tener buenas ideas tienes que compartirlas con personas diferentes a tí. Si te juntas con personas iguales a ti seguramente no te puedan aportar mucho más de lo que tu ya sabes, la riqueza está en la diferencia. Y si no cuentas tus ideas, te perderás un valioso feedback, nuevo conocimiento o nuevas ideas y perspectivas que enriquecerán tu idea inicial. ¿Y eso como se hace? Es muy sencillo, quiere al diferente y comparte tus ideas siempre que tengas la oportunidad de hacerlo. Y si tienes unos minutos, te dejamos una conferencia de Ted que ilustra muy bien este concepto: Las ideas se hacen grandes cuando se muestran a otros. ¿Cómo hacer esto de una manera sistemática? ¿Que se convierta en una costumbre? Es bastante sencillo.
Planifica una reunión de máxima prioridad los jueves por la mañana temprano con todo el equipo, sin excusas para no atender, bloquea la agenda de todos, desde el jefe hasta el becario. En la reunión, cada uno tiene una intervención de máximo 10 min para explicar qué está haciendo, por qué es importante, qué soluciona y qué necesita del resto. El resto pregunta , observa, aprende, da su opinión, se prepara para su intervención. El que expone pone encima de la mesa su trabajo de la semana , y si ha hecho poco, que hará la próxima. Ve la cara de sus compañeros y refuerza lo que ven de innovador y transformador en su idea, la perfila, aprende. Con esa sencilla rutina conseguimos mejorar las ideas, conseguir otros puntos de vista, construir sobre la inteligencia de los demás y tener más ideas. |
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