¿Cuál es tu reacción cuando algo te frustra porque no funciona como quieres o cuando el servicio que te dan no es el que esperabas? Analizar tu frustración te puede ayudar a tener ideas.
A todos nos pasa a menudo: compramos un producto o un servicios y por la razón que sea no es lo que esperábamos o simplemente no funciona. Nuestra reacción primaria es de enfado y frustración. Llamamos al proveedor para solucionarlo y si no nos lo soluciona seguimos con el enfado. Lo que NO solemos hacer es analizar nuestra frustración, es decir: ¿Qué es lo que no funciona o no es lo que esperaba? ¿Por qué me esperaba otra cosa? ¿Cuáles eran mis expectativas? ¿Tengo las mismas expectativas que los demás usuarios? ¿Soy el público objetivo? ¿Qué haría yo diferente para que este producto/servicio fuera satisfactorio para mí? ¿Qué se podría mejorar del producto/servicio o de su proceso de elaboración, ejecución o venta para eliminar mi frustración? ¿Se pueden aplicar estas soluciones a otros productos o servicios? ¿Qué me aporta en mi sector tener esta información? Si haces este ejercicio como rutina cada vez que algún producto/servicio te frustra o falla, te darás cuenta de que empiezas a tener ideas nuevas que puedes aplicar a tu propio ámbito/sector.
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Vivimos rodeados de innovación, de modelos de negocio nuevos, de una infinidad de nuevos productos y servicios surgen todos los días de la mente de un sinfín de emprendedores y empresas. ¿Sabes sacarles provecho para tener ideas nuevas?
Ayer fuimos a una reunión en el centro de Madrid con un coche de la empresa ZITY, el servicio de coches compartidos de Ferrovial Servicios y Renault. Dejamos el coche en la puerta del lugar de reunión, sin preocuparnos de pagar la zona azul o verde. Y a la salida, con la app cogimos otro coche que estaba a un minuto andando para volver a nuestras oficinas. Así de sencillo. Abundan los servicios y modelos de negocio innovadores y nosotros intentamos probarlos todos siempre que podemos. ¿Por qué probarlos? Porque probar cosas nuevas te da nuevas ideas, te proporciona experiencias nuevas y te permite ver las virtudes y los fallos de las propuestas de valor innovadoras. Cuando vemos cómo otros resuelven sus productos y sus servicios, se nos ocurre como aplicar este conocimiento en la solución de nuestros proyectos. ¿Has comprado alguna criptomoneda? ¿Has comprado en Ali baba? ¿Has usado un coche compartido? Prueba cosas nuevas y tendrás más ideas. ¿Cuántas veces al día has pensado en algo que te parecía interesante o has tenido alguna idea creativa y acto seguido te has puesto a pensar en otra cosa? ¿Cómo puedes sacar provecho a esas ideas?
A lo largo del día tenemos un montón de ocurrencias y de ideas que tan pronto como han llegado, desaparecen porque otra cosa más urgente o importante requiere nuestra atención. Y cuando necesitamos ideas, ya no nos acordamos de nada. Nuestro cerebro está en constante actividad y en la mayoría de los casos no tenemos tiempo de pararnos a pensar o desarrollar la idea que hemos tenido en el momento en que se nos ha ocurrido. El recurso de hoy te ayudará a acordarte de todas las ideas que se te ocurren a lo largo del día y de esa manera poder para un momento comentarlas con otra persona o a pensar sobre ellas cuando tengas un rato libre y te puedas concentrar. El cuaderno de ideas sirve para eso y no tiene por qué ser un cuaderno, puedes utilizar el recurso que más cómodo te resulte: un cuaderno, la app de notas de tu móvil, una app de notas de voz, etc. Lo que sea que puedas llevar contigo en todo momento y que te permita capturar esa idea en el momento en qué ocurre. Además de capturar las ideas que seguramente hubieras olvidado si no las apuntaras, el cuaderno sirve para generar más ideas a posteriori cuando te sientes a pensar sobre ellas y las conectes entre sí. Nos pasamos la vida comunicando con los demás. Esta es una realidad y más desde que existen las redes sociales. Lo que no hacemos en muchas ocasiones sacar provecho de esta comunicación para tener más ideas. ¿Existe una habilidad podamos desarrollar conseguirlo?
La respuesta es un sí rotundo. Esta habilidad se llama capacidad de escucha activa. Cuando nos comunicamos con otras personas, solemos escuchar lo que nos dicen desde nuestro punto de vista y pensando en lo que vamos a contestar. Por lo general, cuesta ir más allá de las palabras que nos dicen o escriben. Solamente hay que ver los debates políticos o los que se generan en las redes sociales para tener ejemplos flagrantes de ello. La capacidad de escucha activa, que deberíamos desarrollar todos, se refiere a la habilidad de escuchar, no solo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, las ideas o los pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. ¿Por qué es importante a la hora de tener más ideas? En cada intercambio que tenemos, surgen oportunidades de aprender, de construir, de ir más allá y de enriquecer nuestro conocimiento, pero con mucha frecuencia estamos demasiado ocupados pensando en nuestras propias opiniones y no logramos ver esa oportunidad, no logramos una escucha activa y efectiva. Es sorprendente la cantidad de ideas que pueden surgir durante una conversación si sabemos escuchar a nuestro interlocutor e intentamos leer entre líneas ( a veces tiene más importancia lo que no se dice).
El ritmo frenético de nuestro estilo de vida actual y el estar conectados las 24 horas y en cualquier sitio nos ha hecho olvidar una las emociones más características del ser humano: el aburrimiento. ¿Es eso bueno o malo para la creatividad?
Los estudios han demostrado que cuando nos aburrimos, nuestro cerebro activa unos circuitos neuronales que forman la “red por defecto” (DMN), descubierta en 2011 por los neurólogos Marcus E. Raichle y Gordon L. Shulman de la Universidad de Washington, San Luis. Esta red es la que conecta nuestras experiencias y lecciones aprendidas, encadena nuestros recuerdos y nos permite imaginar. El aburrimiento y dejar vagar la mente es lo que nos permite activar esa red y mientras lo hacemos, pasado unos minutos empezamos a tener ideas nuevas. Con la llegada de los smartphones y otros dispositivos que nos permiten estar conectados en cualquier lugar y en todo momento, de las redes sociales y las apps de mensajería, los juegos, y un largo etc., hemos desarrollado una verdadera adicción y ya no permitimos a nuestro cerebro "aburrirse". ¿Cuándo fue la última vez que llegaste primero a una cita o una reunión y esperaste sin hacer nada? ¿Qué haces cuando estás en una sala de espera o esperando el tren o el autobús? Aparte de los evidentes problemas de adicción de la hiperconectividad que se hacen cada vez más evidentes, tenemos otro problema: estamos minando nuestra imaginación y nuestra creatividad. Así que ponte como reto desconectar del todo un rato al día y permítete aburrirte para que tu cerebro pueda dejar fluir las ideas. Te recomendamos que veas esta ponencia de Manoush Zomorodi en la que ilustra este concepto y cuenta su experimento: "Aburrido y brillante". A veces parece que algunas personas tienen más ideas que la media. ¿Sabes cuál es la habilidad que suelen tener en común? ¿Es posible desarrollarla? Una idea nueva es una configuración que no se había formado antes en el cerebro. Esto puede ocurrir cuando utilizamos ideas de otras personas de las que hemos aprendido y las conectamos. De esa conexión surgen nuevas asociaciones que dan lugar a una idea nueva. Sentir curiosidad por lo que nos rodea, estar atentos a los pequeños detalles y conectarlos es una habilidad imprescindible para que estos alimenten nuestra creatividad e inspiración. Para ilustrar este concepto, os dejamos un fragmento de la película Working Girls en el que el personaje interpretado por Melanie Griffith explica en pocos segundos como tuvo la idea que cambio el rumbo de su carrera: "Leo muchas cosas. Nunca sabes de dónde pueden surgir las grandes ideas." ¿Y tú, prestas atención a los detalles? ¿Has intentado conectar cosas que aparentemente no tienen nada que ver? Solemos pensar que las buenas ideas ocurren así de repente en un momento de inspiración, al estilo de Newton y su manzana. ¿Esto es así? ¿De dónde vienen las buenas ideas? Las buenas ideas siguen un camino distinto y suelen ocurrir cuando nos juntamos con gente diferente a nosotros y compartimos nuestras ideas, las debatimos y construimos sobre las ideas de los demás. La base de la innovación es el conocimiento funcional cruzado, o dicho de otra manera la combinación del conocimiento específico que tienen personas con distinta formación, experiencia y perspectiva. Para tener buenas ideas tienes que compartirlas con personas diferentes a tí. Si te juntas con personas iguales a ti seguramente no te puedan aportar mucho más de lo que tu ya sabes, la riqueza está en la diferencia. Y si no cuentas tus ideas, te perderás un valioso feedback, nuevo conocimiento o nuevas ideas y perspectivas que enriquecerán tu idea inicial. ¿Y eso como se hace? Es muy sencillo, quiere al diferente y comparte tus ideas siempre que tengas la oportunidad de hacerlo. Y si tienes unos minutos, te dejamos una conferencia de Ted que ilustra muy bien este concepto: Las ideas se hacen grandes cuando se muestran a otros. ¿Cómo hacer esto de una manera sistemática? ¿Que se convierta en una costumbre? Es bastante sencillo.
Planifica una reunión de máxima prioridad los jueves por la mañana temprano con todo el equipo, sin excusas para no atender, bloquea la agenda de todos, desde el jefe hasta el becario. En la reunión, cada uno tiene una intervención de máximo 10 min para explicar qué está haciendo, por qué es importante, qué soluciona y qué necesita del resto. El resto pregunta , observa, aprende, da su opinión, se prepara para su intervención. El que expone pone encima de la mesa su trabajo de la semana , y si ha hecho poco, que hará la próxima. Ve la cara de sus compañeros y refuerza lo que ven de innovador y transformador en su idea, la perfila, aprende. Con esa sencilla rutina conseguimos mejorar las ideas, conseguir otros puntos de vista, construir sobre la inteligencia de los demás y tener más ideas. |
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Abril 2019
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