La consultora de diseño IDEO fue la gran precursora del design thinking dentro del mundo empresarial. Su CEO, Tim Brown, lo define de la siguiente manera:
“Es una disciplina que usa la sensibilidad y métodos de los diseñadores para hacer coincidir las necesidades de las personas con lo que es tecnológicamente factible y con lo que una estrategia viable de negocios puede convertir en valor para el cliente. Así como en una gran oportunidad para el mercado” ¿Por qué el enfoque del design thinking es tan interesante para la innovación? Por un lado, el design thinking es una forma de resolver los problemas que tiene una serie de cualidades únicas: se centra en las personas, pone el foco en las posibilidades y las opciones y es iterativa. A la hora de crear ideas, la primera pregunta que nos hacemos es “¿Y si cualquier cosa fuera posible? Es una aproximación especialmente efectiva para resolver problemas en un mundo de incertidumbre, ya que la mayoría de las metodologías de resolución de problemas se basan en las previsiones. Lo habitual es que nos enseñen a trasladar datos del pasado y proyectarlos en el futuro, cosa que no funciona muy bien cuando intentamos crear un futuro que no dependa de la información del pasado. El design thinking nos obliga a crear el camino en el futuro mediante un proceso de experimentación y prototipado. Por otro lado, una de las condiciones intrínsecas a la innovación es que haya diversidad tanto de conocimiento funcional como de perfiles para enriquecer el proceso. La diversidad en innovación es clave y para que funcione tenemos que ser capaces de sobrepasar las diferencias y evitar caer en la trampa del “acuerdo menos malo” es decir que en vez de conseguir superar las diferencias, seleccionamos la decisión “menos mala” en la que todo el mundo esté de acuerdo. El design thinking ayuda a tener conversaciones que trascienden y aprovechan las diferencias para encontrar mejores soluciones que las que cada uno podría encontrar de manera individual. Las fases principales del design thinking y por qué es diferente El proceso de diseño se centra en cuatro preguntas básicas, que corresponden a las cuatro etapas del diseño: ¿Qué es? ¿Y si? ¿Qué sorprende? ¿Qué funciona? Qué es se centra en la realidad actual, Y si imagina un nuevo futuro, Qué sorprende toma decisiones y Qué funciona nos lleva al mercado. En las primeras partes del proceso, expandemos nuestro campo de visión de forma progresiva, mirando de la manera más amplia posible para evitar quedar atrapados en nuestra estructura habitual del problema. Después de generar una nueva serie de conceptos, le damos la vuelta al proceso reduciendo de forma progresiva nuestras opciones para quedarnos con las más prometedoras. Otras partes fundamentales del design thinking son la empatía (entender en profundidad a las personas para las que estamos creando el producto/servicio), el ingenio (la capacidad de crear algo nuevo) y la iteración (la voluntad de experimentar y de probar las ideas a menudo para aprender cómo mejorarlas en el tiempo). También requiere que estemos dispuestos a hablar con otros que son distintos a nosotros. No necesariamente significa que tengamos que aceptar cualquier solución pero sí que trabajemos de forma colaborativa sobre un problema y que estemos abiertos a entender porque otras personas se sienten de una forma u otra en vez de intentar vender nuestra solución. Para crear con el design thinking, tenemos que aprender a sentirnos cómodos sin saber cuál es la respuesta y estar abiertos a no saber cuál es la pregunta. Tenemos que tratar todo como si fueran hipótesis. Nos han enseñado desde pequeños que ser inteligentes significa tener la razón y conseguir la confianza para aprender en vez de saber puede ser todo un reto. Para ello nos puede ayudar desarrollar primero una visión del problema basada en hechos y centrada en los clientes. ¿Cómo empresa, qué podemos hacer para integrar el design thinking en nuestras metodologías? Las empresas más exitosas utilizan el design thinking en sus prácticas habituales para llevar a cabo el trabajo y resolver los problemas. Dejan a los empleados que quieren utilizar estas metodologías que experimenten con ellas y que demuestren a los demás que merece la pena tomarlas en serio. Para integrar esa forma de trabajar en el día a día de las personas se requiere tiempo, formación y asesoramiento. Un hackathon de un día sobre design thinking puede ser un primer paso para generar entusiasmo. Pero es solamente el principio de lo que necesitamos hacer. La semana que viene nos detendremos en los 5 pasos del design thinking.
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