Hemos hablado en ocasiones anteriores de la importancia de querer al diferente en el desarrollo de las ideas. En general, esta máxima es cierta en todas las fases del proceso de innovación. Por una sencilla razón: la innovación es el resultado de la combinación de metodología y del conocimiento funcional cruzado. Y te vamos a explicar por qué.
¿Por qué nos cuesta tanto innovar al principio? Trabajar en un proyecto de innovación es un proceso radicalmente distinto del resto de procesos a los que estamos acostumbrados y para los que nos han "programado". En la fase de ideación, requiere compartir las ideas, construir sobre las ideas de los demás y aceptar que no siempre tenemos la razón sino que las distintas perspectivas y por tanto los desacuerdos son los que enriquecen el proceso. Nos exige definir una propuesta de valor poniéndonos en la piel del cliente y probarla mediante un prototipo antes de que hayamos terminado de definir la solución completa. No valen las presentaciones teóricas brillantes y prometedoras, la innovación se debe poder tocar, probar, modificar, enriquecer durante el proceso. Cuando trabajamos en un proyecto de innovación no podemos hacer previsiones a largo plazo o basarnos en proyectos similares para estimar costes y beneficios, por la sencilla razón que una solución innovadora suele ser novedosa y no conocemos la respuesta que va a tener nuestro público objetivo. El proceso en sí es una serie de pruebas, hipótesis, iteraciones, aprendizajes, etc. Por eso es tan adictivo y apasionante. Sin embargo hay dos cosas que sí podemos controlar: La metodología que vamos a utilizar y el capital intelectual del que disponemos. La base de la innovación reside en la asociación de varias personas con conocimientos funcionales distintos que mediante una metodología, comparten ese conocimiento y construyen juntas. Eso que llamamos "conocimiento funcional cruzado". Por ejemplo, si queremos desarrollar una solución de aprobación de hipotecas mediante un proceso inverso con big data, necesitaremos en el equipo un programador, un experto en big data, un experto en banca y procesos hipotecarios, etc. que trabajen juntos para construir la solución sobre el conocimiento funcional de cada uno de ellos. Aprender a innovar en equipo Todos hemos trabajado en equipo y aunque cada uno tiene mejores o peores habilidades o disposición para hacerlo, tenemos más o menos claro lo que aporta y lo que supone. Pero en innovación, las habilidades que supone el trabajo en equipo son distintas y se deben adquirir cuanto antes para que el resultado sea el mejor posible. Este mes, hablaremos de estas habilidades y te daremos tips para que tu trabajo con un equipo de innovación sea más productivo, más eficiente y por tanto más satisfactorio.
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Abril 2019
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