Los seres humanos nos comunicamos con historias. Por ello, el storytelling es una herramienta muy potente a la hora de presentar un proyecto, sobre todo si es un proyecto rompedor, innovador, diferente. Permite que el interlocutor en una posición de empatía o que se ponga en el lugar del cliente.
Consiste en transmitir una idea de una forma muy simple, como si estuvieses contando una historia, con su comienzo, desarrollo y desenlace. Ése es el objetivo del Storytelling (o Narración de historias). En la presentación de proyectos/ideas, el storytelling es un recurso que puede ser muy útil en varias situaciones:
La estructura narrativa La mayoría de las historias que funcionan suelen estar estructuradas con una serie de elementos que las hacen atractivas y nos permiten identificarnos con el protagonista. Nuestra historia comienza con una persona corriente que tiene una vida normal en un día como cualquier otro y le pasa algo especial, en que las cosas cambian y se altera el orden lógico de los acontecimientos. Nuestro protagonista empieza un viaje hacia un sitio y durante ese viaje se enfrenta a pequeñas pruebas (suelen ser 3) que supera, con o sin éxito. Durante su viaje, nuestro protagonista encuentra a gente que le ayuda, detractores y elementos mágicos (algo que tiene una repercusión especial en su viaje). Nuestro protagonista se enfrenta a una prueba final que tendrá que superar. Una vez superada, nuestro protagonista vuelve a la situación inicial donde nada ha cambiado pero en realidad todo ha cambiado por lo que le ha pasado en el viaje. Esta estructura es la que nos permitirá construir nuestra historia de manera que enganche al oyente y entiendan nuestra propuesta de manera sencilla y sin perder su atención. También nos permitirá volver a captar la atención si en algún momento sentimos que la hemos perdido. Existen recursos muy útiles para estructurar nuestras historia sin volvernos locos ni olvidar elementos importantes. Es importante saber que aunque suele ser lo habitual contar la historia desde la perspectiva del cliente, también puede ser muy efectivo contarla desde el punto de vista de la compañía, sobre todo para introducir un proyecto que tenemos que vender a nivel interno: ● Perspectiva del cliente: convierte al cliente en el protagonista. La idea es centrarse en transmitir la historia desde su punto de vista, incluyendo los retos a los que se enfrenta y los trabajos que realiza. La historia debe trasmitir el servicio que recibe el consumidor, qué lugar ocupa en el proceso de compra, cuánto está dispuesto a pagar… En este caso, al final de la historia se mostrará cómo la compañía ‘aparece’ para aportar el valor que le falta al cliente a día de hoy. ● Perspectiva de la compañía: convierte al empleado en el protagonista. Normalmente, el empleado conoce los entresijos de la compañía, tiene contacto directo con el cliente y conoce sus problemas. Es usuario y ‘cliente’ directo de los procesos productivos internos y sabe cómo hacer un mejor uso de los recursos de la empresa. En este caso, el final de la historia se centrará en por qué la empresa debe evolucionar hacia un determinado nuevo modelo de negocio.
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