Una vez construido el prototipo de tu idea, el siguiente paso es enseñarlo para recibir feedback y de esa manera conseguir mejorar/modificar tu idea para darle más valor.
Es fundamental sacar nuestro prototipo a la luz y enseñárselo a potenciales clientes e inversores para comprobar si realmente necesitan lo que estamos ofreciendo, si con nuestra solución se soluciona su problema y si nos lo comprarían. Hasta dar ese paso, cualquier suposición de que nuestra propuesta de valor o solución es acertada se queda en eso, una mera suposición. Este paso también sirve con potenciales inversores y compañeros para comprobar que la propuesta se entiende, tiene sentido y convence. ¿Qué hago con el feedback que recibo? Necesitamos la opinión de los clientes y cuanto más feedback mejor enfocaremos nuestra propuesta. A veces el feedback no es el que esperamos pero no es algo negativo porque nos puede servir para darnos cuenta de que hemos planteado mal algún proceso o la propuesta de valor y necesitamos volver atrás para redefinir mejor. Para que el feedback que consigas te ayude a mejorar tu idea, puede ayudar hacer una serie de preguntas a las personas que prueben tu prototipo. Por ejemplo:
Una vez recibido el feedback, debes analizarlo y modificar/mejorar/sofisticar tu prototipo en base a lo que te hayan aportado y volver a enseñárselo. El número de iteraciones de tu prototipo hasta sacar tu solución para los clientes depende de ti. Como ya comentamos, la velocidad de ejecución sí importa y en muchas ocasiones es mejor sacar una solución con valor y menos sofisticada que intentar tener la solución perfecta (podrías perder una oportunidad de posicionarte en el mercado por tardar demasiado). En una próxima entrada hablaremos de distintas maneras de enseñar un prototipo.
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