Las buenas ideas no siempre son buenas para la innovación. Esta afirmación puede parecer un tanto paradójica pero tiene su verdad. En el artículo de hoy te contamos por qué y te damos una pista para mejorar el esfuerzo de innovación de tu empresa. ¿Qué es una buena idea?
Cada persona tiene su propia definición de lo que es una buena idea, algunos dirán que es rompedora, otros que es original, o incluso sorprendente o revolucionaria. Por lo general, las solemos asociar con el efecto "wow" que producen en nososotros. ¿Entonces cuál es el problema? Las buenas ideas no tienen nada de malo. Siempre que no estemos hablando de innovación. Si analizamos la definición de innovación, ideas originales que crean riqueza de forma sostenible, tenemos la respuesta a nuestra pregunta. Todos tenemos muchas ideas (y entre ellas unas cuantas que consideramos mejores que las demás) pero no son más que eso: ideas. Si no somos capaces de crear riqueza de forma sostenible con ellas, no estamos hablando de innovación. ¿Qué ideas son válidas en innovación? Si nos ponemos a analizar las iniciativas de innovación que han tenido éxito y a como han llegado a tenerlo, encontraremos una respuesta a esta pregunta. Muchas empresas en las que se promueven y se da visibilidad a las ideas, dónde se pone recursos y energía en torno a su desarrollo, suelen poner la mejora de las ideas como elemento central de su esfuerzo de innovación. Y probablemente allí reside el problema. En muchos casos, cuando la idea no prospera a la hora de ejecutarla, se queda en un "esto parecía una buena idea en su momento". Sin embargo, si observamos los innovadores que han tenido éxito, podremos observar que dedicaron más tiempo a probar sus hipótesis que a identificar y desarrollar sus ideas. Por lo general, el elemento central de su esfuerzo es la hipótesis de negocio (es decir una creencia comprobable sobre la creación de valor en el futuro). Estas empresas buscaban una posible relación entre una acción y un resultado con beneficio, con una medida o una métrica que se pueda utilizar. Y allí está la diferencia: una hipótesis puede ser una buena idea pero no todas las ideas se pueden comprobar con hipótesis medibles. ¿Por qué es importante probar y medir nuestras hipótesis? En el proceso de innovación, la parte central y vital es la comprobación de las hipótesis mediante los prototipos y la iteración de los mismos. Todas las (buenas) ideas deben ser probadas. Es la única forma de que se conviertan en valor real o se puedan descartar o modificar si los resultados no son los esperados y no son buenos. No hay idea innovadora si no hay prototipo, y hasta que no hayas probado tu idea con un prototipo no sabrás si se trata de una buena idea, de una innovación o simplemente de una idea a descartar. ¿Cómo empresa, cómo puedo mejorar mi esfuerzo de innovación? Si lo que quieres es transformar la cultura de innovación de tu empresa de forma rápida y productiva, el primer paso debe ser animar a los empleados a presentar sus propuestas de innovación en forma de prototipo (y formarlos en la creación de prototipos). El simple hecho de hacerlo evitará un aluvión de "buenas ideas" y permitirá que las ideas que se proponen sean más trabajadas y se puedan empezar a probar de inmediato.
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Abril 2019
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