La formación de los empleados está muy bien, es necesaria, vital y cuanto más disciplinares sean los grupos que se formen, mejor. La formación, cuando está bien hecha y bien enfocada, genera motivación, sentimiento de pertenencia a la compañía, cambio de actitud frente al día a día, mayor eficiencia, y un sinfín de ventajas y beneficios tanto para las personas como para la compañía.
¿Y si incluyéramos a los clientes en la ecuación? Ocurre una cosa curiosa cuando las personas estamos en una situación de aprendizaje: bajamos las defensas y nos olvidamos de la relación previa que tenemos con las demás personas que aprenden con nosotros. La formación en innovación es idónea para ponerlo en práctica porque consigue cambiar la relación con nuestros clientes de la manera más natural, aprendiendo a resolver problemas juntos. Nos permite redefinir la relación en un entorno de aprendizaje, resolver problemas insolubles juntos y crear soluciones con valor para ambos lados. ¿Cuáles son las ventajas frente a otro tipo de formación?
Y para nuestros clientes, ¿cuáles son las ventajas?
La innovación es vital para las compañías y vivimos en la sociedad del conocimiento donde la clave es el capital intelectual, es decir las personas. ¿Has probado innovar en la forma de alquilar inteligencia? Esta es sin duda una buena forma de empezar.
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Abril 2019
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