¿Te has preguntado alguna vez si dentro de 20 o 30 años seguirá existiendo lo que haces actualmente? Si la respuesta es sí, quizás te interese seguir leyendo. Si la respuesta es no, no te molestes en seguir adelante, avisado estás! Hace 20 años cuando todavía vivíamos en la era analógica, alguien me preguntó si creía que el teléfono móvil iba a cambiar algo la vida de las personas. Yo trabajaba en Vodafone España y estábamos descubriendo el cambio del teléfono fijo por el móvil. Por aquel entonces Nokia era el “Great Place to work” de la época, y el modelo 3310 se convirtió en el primer móvil de toda una generación de españoles. Quien nos iba a decir 20 años después que Nokia se ha convertido en una empresa de saldo, y que hoy día la idea de salir de casa sin tu smart-phone genera instantáneamente un sentimiento de incomunicación, de desconexión... no hablamos, del momento pánico total si descubres que esa actualización programada ha conseguido dejarte el sistema operativo frito y sin posibilidad de recuperación. A estas alturas de la vida profesional yo creo que cada vez somos más conscientes de la revolución tecnológica y social en la que estamos y la que se avecina, y cómo de rápido va a ser este cambio, sobre todo para las futuras generaciones que dentro de unos años van a copar el mercado laboral. ¿Cómo evitar convertirnos en futuros profesionales tipo Nokia 1610, es decir, en un “clásico” pasado de moda y fuera del mercado desde hace algunos años? ¿A qué deberíamos estar atentos? En líneas generales, hay varias tendencias que no deberíamos de obviar: 1. Múltiples cambios profesionales, serán la norma. Cada vez más gente trabajará asociada a proyectos concretos y no a puestos/organizaciones. Esto implicará que como profesionales, vamos a estar sujetos a un aprendizaje y una adaptación al cambio continuo, donde se valorará la capacidad de saltar de proyectos a otros en función de la rapidez para adquirir nuevos conocimientos. Tip 1: intenta valorar, en la medida en que tu situación te lo permita, lo que te va a aportar el puesto en el que estés y no des tanto peso al nombre de la compañía. Muchas veces los grandes proyectos no están necesariamente en las grandes empresas del IBEX. Maximiza tu aprendizaje, y valora lo que no te aporta valor para centrarte en lo que sí. 2. El mercado laboral cada vez será más especializado. Las compañías van a requerir gente que aporte valor, soluciones… por lo que, de aquí en adelante se prevé que muchos trabajos considerados “transaccionales” tiendan a automatizarse. Como profesionales tenemos que ser conscientes de la importancia de estar continuamente aprendiendo y formándonos en nuevas temáticas, y está será la clave de la diferenciación entre “los buenos” y “los mejores”. Tip 2: intenta, siempre que puedas, meter la cabeza en proyectos, equipos, que supongan un reto, que sean complejos y sal de tu área de confort. Arriésgate y asume tus propios retos, no te quedes esperando a que alguien decida por ti. 3. Viviremos más y estaremos activos más tiempo. Este punto es interesante, porque lo que se avecina en el futuro es que se acabó pensar en el momento de jubilarte; será muy difícil poder hacerlo desde el punto de vista económico. Como además llegaremos a esa tercera edad en condiciones óptimas, nos permitirá poder plantear posiblemente esa etapa como una nueva etapa profesional. Lynda Gratton, en su libro “The 100 year life” anticipa ya algunas tendencias muy interesantes en esta línea. Tip 3: identifica en que momento estás de tu vida profesional y párate a pensar. Qué es lo siguiente? Qué te aporta? Que aportas tú? 4. La importancia de los intangibles. En un futurible entorno en donde vamos a vivir más, en mejores condiciones y con un panorama laboral en donde se van a poder redefinir las carreras en función de los proyectos profesionales, la importancia de las relaciones humanas, tener momentos para pensar y desconectar de calidad, y tiempo para invertir en lo que quieras, se convierte en clave. Tip 4: invierte en ti siempre que puedas. Dedícate tiempo, dedícaselo a otros, y balancea tu vida. Haz Yoga y deja las pesas! Si somos capaces de ver todo esto como una tremenda oportunidad y nos subimos a esa “ola” de cambio, en vez de ignorarlo y fallar a la hora de prepararnos, estaremos liderando y decidiendo como queremos que sea nuestro futuro. Y cuando te surjan dudas, acuérdate del Nokia 3310, todo un clásico: SOBRE EL AUTOR:
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A todos nos gustaría pensar que somos los más cualificados en nuestro campo y que se nos ocurren las mejores ideas pero la realidad es que siempre habrá gente que sepa más que nosotros. ¿Podemos aprovechar el talento de los demás?
Aprendemos todos los días y gracias a ello avanzamos, nos formamos y nos especializamos. Y lo hacemos adquiriendo nuevo conocimiento y acumulando experiencia. Pero también aprendemos del talento y el capital intelectual de los demás. Sea cual sea tu campo de interés o actividad profesional, seguramente ya sigues a personas que son especialistas en ese campo, eminencias, "gurús", precursores o como quieras llamarlos. Y lo haces porque puedes aprender de ellos. En innovación, hay una habilidad clave que se resume en ser capaz de construir sobre la inteligencia de los demás. Tener la habilidad de escuchar una idea y trabajar sobre ella para aportar nuevo conocimiento funcional para que esta evolucione y mejore es una habilidad básica para cualquier persona que quiera innovar. Si eres capaz de rodearte de gente con más talento que tú, con más conocimiento o más especializada y escuchas, aprendes de ellos o incluso les expones tus ideas o tus proyectos para obtener su crítica (constructiva), conseguirás un aporte extremadamente valioso. Y esto es lo mejor que te puede pasar. Durante un tiempo estuve trabajando con un director que siempre nos decía que para él la situación ideal era ser "el menos listo de la sala". Una de las condiciones para formar parte de su equipo era tener más conocimiento que él en algún campo de la línea estratégica de su departamento. Y los resultados que obtenía junto con su equipo eran realmente impresionantes. Así que anímate y rodéate de gente con más talento que tú. Cuando necesitamos tener ideas sobre un tema concreto, solemos ponernos a pensar y aunque tengamos alguna idea, por lo general estas son limitadas. ¿Has probado pedir ayuda?
Tener ideas nuevas no solamente significa ponerte a pensar, solo o con un equipo. Lo solemos hacer de esa manera y sin embargo hay algo muy valioso que nos puede ser de gran ayuda y no solemos recurrir a ello: nosotros lo llamamos el alquiler de inteligencia. Imagina por un momento que tienes que resolver un problema de usabilidad web y te pones a pensar solo o con tu equipo de qué manera se puede resolver. Tenéis ideas y las debatís juntos. Pero no llega LA idea que estáis buscando. ¿Qué pasaría si buscaras un experto en usabilidad? Pero no una persona de tu empresa o con conocimientos del campo en el que estás trabajando porque seguramente te has informado, has acumulado conocimiento o incluso has consultado un experto. Un experto en usabilidad extrema de otro sector, que no tiene nada que ver con el tuyo, pero cuyos conocimientos se puedan aplicar a tu campo. ¿Qué pasaría si pidieras a los responsables del diseño de los paneles de control de los aviones que te explicaran los principios de usabilidad que han utilizado para sus diseños? ¿Crees que podrías aprender de ellos? La respuesta probablemente sea afirmativa. Y con una ventaja adicional: analizar el problema desde una perspectiva totalmente distinta a la del problema que quieres resolver te ayudará a desbloquear la mente y a encontrar soluciones radicalmente distintas a las que podrías haber encontrado de la manera tradicional. Y si te preguntas si aceptarían darte esa información, la respuesta probablemente también sea afirmativa. Si formas parte de un sector que no entra en competición con el de tu interlocutor, lo más seguro es que acepte de buena gana contarte cómo lo hacen. A las personas nos gusta compartir conocimiento aunque a veces pensemos que no. Y si no te lo crees, solamente tienes que entrar en algún grupo de redes sociales sobre un tema y ver la cantidad de gente que contesta a las preguntas de los miembros del grupo invirtiendo su tiempo a cambio de nada. Así que no lo dudes y pide ayuda. ¿Cuál es tu reacción cuando algo te frustra porque no funciona como quieres o cuando el servicio que te dan no es el que esperabas? Analizar tu frustración te puede ayudar a tener ideas.
A todos nos pasa a menudo: compramos un producto o un servicios y por la razón que sea no es lo que esperábamos o simplemente no funciona. Nuestra reacción primaria es de enfado y frustración. Llamamos al proveedor para solucionarlo y si no nos lo soluciona seguimos con el enfado. Lo que NO solemos hacer es analizar nuestra frustración, es decir: ¿Qué es lo que no funciona o no es lo que esperaba? ¿Por qué me esperaba otra cosa? ¿Cuáles eran mis expectativas? ¿Tengo las mismas expectativas que los demás usuarios? ¿Soy el público objetivo? ¿Qué haría yo diferente para que este producto/servicio fuera satisfactorio para mí? ¿Qué se podría mejorar del producto/servicio o de su proceso de elaboración, ejecución o venta para eliminar mi frustración? ¿Se pueden aplicar estas soluciones a otros productos o servicios? ¿Qué me aporta en mi sector tener esta información? Si haces este ejercicio como rutina cada vez que algún producto/servicio te frustra o falla, te darás cuenta de que empiezas a tener ideas nuevas que puedes aplicar a tu propio ámbito/sector. Vivimos rodeados de innovación, de modelos de negocio nuevos, de una infinidad de nuevos productos y servicios surgen todos los días de la mente de un sinfín de emprendedores y empresas. ¿Sabes sacarles provecho para tener ideas nuevas?
Ayer fuimos a una reunión en el centro de Madrid con un coche de la empresa ZITY, el servicio de coches compartidos de Ferrovial Servicios y Renault. Dejamos el coche en la puerta del lugar de reunión, sin preocuparnos de pagar la zona azul o verde. Y a la salida, con la app cogimos otro coche que estaba a un minuto andando para volver a nuestras oficinas. Así de sencillo. Abundan los servicios y modelos de negocio innovadores y nosotros intentamos probarlos todos siempre que podemos. ¿Por qué probarlos? Porque probar cosas nuevas te da nuevas ideas, te proporciona experiencias nuevas y te permite ver las virtudes y los fallos de las propuestas de valor innovadoras. Cuando vemos cómo otros resuelven sus productos y sus servicios, se nos ocurre como aplicar este conocimiento en la solución de nuestros proyectos. ¿Has comprado alguna criptomoneda? ¿Has comprado en Ali baba? ¿Has usado un coche compartido? Prueba cosas nuevas y tendrás más ideas. ¿Cuántas veces al día has pensado en algo que te parecía interesante o has tenido alguna idea creativa y acto seguido te has puesto a pensar en otra cosa? ¿Cómo puedes sacar provecho a esas ideas?
A lo largo del día tenemos un montón de ocurrencias y de ideas que tan pronto como han llegado, desaparecen porque otra cosa más urgente o importante requiere nuestra atención. Y cuando necesitamos ideas, ya no nos acordamos de nada. Nuestro cerebro está en constante actividad y en la mayoría de los casos no tenemos tiempo de pararnos a pensar o desarrollar la idea que hemos tenido en el momento en que se nos ha ocurrido. El recurso de hoy te ayudará a acordarte de todas las ideas que se te ocurren a lo largo del día y de esa manera poder para un momento comentarlas con otra persona o a pensar sobre ellas cuando tengas un rato libre y te puedas concentrar. El cuaderno de ideas sirve para eso y no tiene por qué ser un cuaderno, puedes utilizar el recurso que más cómodo te resulte: un cuaderno, la app de notas de tu móvil, una app de notas de voz, etc. Lo que sea que puedas llevar contigo en todo momento y que te permita capturar esa idea en el momento en qué ocurre. Además de capturar las ideas que seguramente hubieras olvidado si no las apuntaras, el cuaderno sirve para generar más ideas a posteriori cuando te sientes a pensar sobre ellas y las conectes entre sí. Las buenas ideas no siempre son buenas para la innovación. Esta afirmación puede parecer un tanto paradójica pero tiene su verdad. En el artículo de hoy te contamos por qué y te damos una pista para mejorar el esfuerzo de innovación de tu empresa. ¿Qué es una buena idea?
Cada persona tiene su propia definición de lo que es una buena idea, algunos dirán que es rompedora, otros que es original, o incluso sorprendente o revolucionaria. Por lo general, las solemos asociar con el efecto "wow" que producen en nososotros. ¿Entonces cuál es el problema? Las buenas ideas no tienen nada de malo. Siempre que no estemos hablando de innovación. Si analizamos la definición de innovación, ideas originales que crean riqueza de forma sostenible, tenemos la respuesta a nuestra pregunta. Todos tenemos muchas ideas (y entre ellas unas cuantas que consideramos mejores que las demás) pero no son más que eso: ideas. Si no somos capaces de crear riqueza de forma sostenible con ellas, no estamos hablando de innovación. ¿Qué ideas son válidas en innovación? Si nos ponemos a analizar las iniciativas de innovación que han tenido éxito y a como han llegado a tenerlo, encontraremos una respuesta a esta pregunta. Muchas empresas en las que se promueven y se da visibilidad a las ideas, dónde se pone recursos y energía en torno a su desarrollo, suelen poner la mejora de las ideas como elemento central de su esfuerzo de innovación. Y probablemente allí reside el problema. En muchos casos, cuando la idea no prospera a la hora de ejecutarla, se queda en un "esto parecía una buena idea en su momento". Sin embargo, si observamos los innovadores que han tenido éxito, podremos observar que dedicaron más tiempo a probar sus hipótesis que a identificar y desarrollar sus ideas. Por lo general, el elemento central de su esfuerzo es la hipótesis de negocio (es decir una creencia comprobable sobre la creación de valor en el futuro). Estas empresas buscaban una posible relación entre una acción y un resultado con beneficio, con una medida o una métrica que se pueda utilizar. Y allí está la diferencia: una hipótesis puede ser una buena idea pero no todas las ideas se pueden comprobar con hipótesis medibles. ¿Por qué es importante probar y medir nuestras hipótesis? En el proceso de innovación, la parte central y vital es la comprobación de las hipótesis mediante los prototipos y la iteración de los mismos. Todas las (buenas) ideas deben ser probadas. Es la única forma de que se conviertan en valor real o se puedan descartar o modificar si los resultados no son los esperados y no son buenos. No hay idea innovadora si no hay prototipo, y hasta que no hayas probado tu idea con un prototipo no sabrás si se trata de una buena idea, de una innovación o simplemente de una idea a descartar. ¿Cómo empresa, cómo puedo mejorar mi esfuerzo de innovación? Si lo que quieres es transformar la cultura de innovación de tu empresa de forma rápida y productiva, el primer paso debe ser animar a los empleados a presentar sus propuestas de innovación en forma de prototipo (y formarlos en la creación de prototipos). El simple hecho de hacerlo evitará un aluvión de "buenas ideas" y permitirá que las ideas que se proponen sean más trabajadas y se puedan empezar a probar de inmediato. Nos pasamos la vida comunicando con los demás. Esta es una realidad y más desde que existen las redes sociales. Lo que no hacemos en muchas ocasiones sacar provecho de esta comunicación para tener más ideas. ¿Existe una habilidad podamos desarrollar conseguirlo?
La respuesta es un sí rotundo. Esta habilidad se llama capacidad de escucha activa. Cuando nos comunicamos con otras personas, solemos escuchar lo que nos dicen desde nuestro punto de vista y pensando en lo que vamos a contestar. Por lo general, cuesta ir más allá de las palabras que nos dicen o escriben. Solamente hay que ver los debates políticos o los que se generan en las redes sociales para tener ejemplos flagrantes de ello. La capacidad de escucha activa, que deberíamos desarrollar todos, se refiere a la habilidad de escuchar, no solo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentimientos, las ideas o los pensamientos que subyacen a lo que se está diciendo. ¿Por qué es importante a la hora de tener más ideas? En cada intercambio que tenemos, surgen oportunidades de aprender, de construir, de ir más allá y de enriquecer nuestro conocimiento, pero con mucha frecuencia estamos demasiado ocupados pensando en nuestras propias opiniones y no logramos ver esa oportunidad, no logramos una escucha activa y efectiva. Es sorprendente la cantidad de ideas que pueden surgir durante una conversación si sabemos escuchar a nuestro interlocutor e intentamos leer entre líneas ( a veces tiene más importancia lo que no se dice). A veces parece que algunas personas tienen más ideas que la media. ¿Sabes cuál es la habilidad que suelen tener en común? ¿Es posible desarrollarla? Una idea nueva es una configuración que no se había formado antes en el cerebro. Esto puede ocurrir cuando utilizamos ideas de otras personas de las que hemos aprendido y las conectamos. De esa conexión surgen nuevas asociaciones que dan lugar a una idea nueva. Sentir curiosidad por lo que nos rodea, estar atentos a los pequeños detalles y conectarlos es una habilidad imprescindible para que estos alimenten nuestra creatividad e inspiración. Para ilustrar este concepto, os dejamos un fragmento de la película Working Girls en el que el personaje interpretado por Melanie Griffith explica en pocos segundos como tuvo la idea que cambio el rumbo de su carrera: "Leo muchas cosas. Nunca sabes de dónde pueden surgir las grandes ideas." ¿Y tú, prestas atención a los detalles? ¿Has intentado conectar cosas que aparentemente no tienen nada que ver? Solemos pensar que las buenas ideas ocurren así de repente en un momento de inspiración, al estilo de Newton y su manzana. ¿Esto es así? ¿De dónde vienen las buenas ideas? Las buenas ideas siguen un camino distinto y suelen ocurrir cuando nos juntamos con gente diferente a nosotros y compartimos nuestras ideas, las debatimos y construimos sobre las ideas de los demás. La base de la innovación es el conocimiento funcional cruzado, o dicho de otra manera la combinación del conocimiento específico que tienen personas con distinta formación, experiencia y perspectiva. Para tener buenas ideas tienes que compartirlas con personas diferentes a tí. Si te juntas con personas iguales a ti seguramente no te puedan aportar mucho más de lo que tu ya sabes, la riqueza está en la diferencia. Y si no cuentas tus ideas, te perderás un valioso feedback, nuevo conocimiento o nuevas ideas y perspectivas que enriquecerán tu idea inicial. ¿Y eso como se hace? Es muy sencillo, quiere al diferente y comparte tus ideas siempre que tengas la oportunidad de hacerlo. Y si tienes unos minutos, te dejamos una conferencia de Ted que ilustra muy bien este concepto: La semana pasada os contábamos por qué el design thinking es una metodología muy relevante para la innovación. En este artículo, repasaremos los 5 pasos del design thinking que son la base de la metodología y son los que nos permiten avanzar en el diseño de nuestras soluciones desde la perspectiva del cliente. Cada paso cuenta con una variedad de técnicas, dinámicas y herramientas que elegiremos/adaptaremos a las necesidades del proyecto en el que estamos trabajando. PRIMER PASO: EMPATIZAR El primer paso que debemos dar para saber qué necesita un consumidor/cliente es conocerlo. No es suficiente hacer estudios de mercado o realizar entrevistas, es necesario profundizar en esta relación. De esa forma, conseguiremos conocer las verdaderas motivaciones personales de nuestro cliente y entendiéndolas y haciéndolas nuestras, conseguiremos acertar en el resto del proceso creativo. Para este primer paso, una herramienta que nos gusta especialmente por su sencillez y los resultados que consigue es el mapa de empatía, aunque existen muchas otras herramientas a nuestra disposición. El mapa de empatía es una herramienta que nos permite pasar de segmentos de clientes a personas, para conseguir una mejor comprensión de quiénes son los clientes y su entorno, en qué emplean el tiempo, cuál es la propuesta de valor que esperan de nosotros y cuánto están dispuestos a gastar por ella, qué tipo de relación están dispuestos a establecer y a través de qué canales, y qué influye en su comportamiento, entre otras cosas. SEGUNDO PASO: DEFINIR El segundo paso una vez hayamos entendido a nuestro cliente es el de definir el problema y centrar nuestro objetivo. La información que hayamos conseguido con el primer paso nos ayudará a enfocar el trabajo desde una y otra perspectiva y dónde está el valor y los obstáculos. Tanto si queremos lanzar un nuevo producto o resolver un reto interno, esta fase ayuda a focalizar en los retos concretos para los que buscaremos una solución innovadora. Para este segundo paso nosotros solemos utilizar en los programas y talleres el canvas de propuesta de valor (value proposition canvas) porque es una herramienta que ayuda a definir el problema que estamos intentando solucionar y hacer un análisis más extenso de quién es nuestro cliente, sus hábitos, qué problemas reales tiene y qué beneficios consigue al consumir nuestros productos. TERCER PASO: IDEAR El siguiente paso una vez que hayamos identificado el cliente con sus problemas, hábitos y necesidades es empezar a pensar en soluciones. En este paso es fundamental tener la mente abierta y olvidarnos de nuestras reticencias porque, aunque algunas cosas nos resulten sorprendentes, el proceso de design thinking es lo que nos va a ayudar a salir de la zona de confort que siempre nos lleva a proponer las mismas soluciones o estrategias. La innovación no es un proceso fácil u obvio, ya que nos obliga a tener una visión abierta y apostar por soluciones diferentes. Tenemos que aceptar que todos los puntos de vista son válidos y posteriormente agrupar, ordenar y más adelante descartar las ideas que no solucionen nuestro problema. Hay muchísimas herramientas de ideación, desde las tormentas de ideas hasta la ideación en base a preguntas. En APR solemos utilizar una técnica de ideación en base a preguntas difíciles que, con un facilitador experimentado, permite aprovechar el conocimiento funcional de las personas para encontrar soluciones diferentes, originales y rompedoras. CUARTO PASO: CONSTRUIR EL PROTOTIPO Este paso del proceso de design thinking es vital porque es el que nos permite convertir las ideas en algo tangible, construir sobre la inteligencia y el conocimiento funcional de los demás y plasmar nuestras ideas en algo concreto y que se puede “tocar”. Los prototipos son una herramienta potente e imprescindible en innovación. Hay muchas maneras de hacer prototipos y existen una multitud de herramientas a nuestra disposición que se adaptan cada una a unas necesidades concretas. En otro artículo nos detendremos en algunas de ellas. Lo fundamental de este paso, sea cual sea la herramienta que utilicemos, es tener un prototipo que podamos enseñar a nuestros clientes/potenciales clientes para validar nuestra solución. QUINTO PASO: EVALUAR El último paso del design thinking y por regla general del proceso de innovación es el de enseñar nuestro prototipo a los clientes para comprobar si realmente necesitan lo que estamos ofreciendo, si resolvemos su problema y si estarían dispuestos a pagar por nuestra solución. Hasta que no hayamos enseñado nuestro prototipo, saber si nuestra propuesta de valor o solución es acertada se quedará en una hipótesis. Necesitamos la opinión de los clientes y cuanto más feedback mejor enfocaremos nuestra propuesta. A menudo el feedback que nos den nuestros clientes no será que esperábamos y eso no es algo negativo porque nos puede servir para darnos cuenta de que hemos planteado mal la propuesta de valor y necesitamos redefinir mejor la misma. Este paso también sirve con potenciales inversores y compañeros para comprobar que la propuesta se entiende, tiene sentido y convence. Si tienes interés en saber cómo aplicamos el design thinking y otras metodologías en nuestros programas y talleres o en aprender a utilizar estas herramientas, no dudes en ponerte en contacto con nosotros y pedirnos información adicional escribiendo a [email protected].
La consultora de diseño IDEO fue la gran precursora del design thinking dentro del mundo empresarial. Su CEO, Tim Brown, lo define de la siguiente manera:
“Es una disciplina que usa la sensibilidad y métodos de los diseñadores para hacer coincidir las necesidades de las personas con lo que es tecnológicamente factible y con lo que una estrategia viable de negocios puede convertir en valor para el cliente. Así como en una gran oportunidad para el mercado” ¿Por qué el enfoque del design thinking es tan interesante para la innovación? Por un lado, el design thinking es una forma de resolver los problemas que tiene una serie de cualidades únicas: se centra en las personas, pone el foco en las posibilidades y las opciones y es iterativa. A la hora de crear ideas, la primera pregunta que nos hacemos es “¿Y si cualquier cosa fuera posible? Es una aproximación especialmente efectiva para resolver problemas en un mundo de incertidumbre, ya que la mayoría de las metodologías de resolución de problemas se basan en las previsiones. Lo habitual es que nos enseñen a trasladar datos del pasado y proyectarlos en el futuro, cosa que no funciona muy bien cuando intentamos crear un futuro que no dependa de la información del pasado. El design thinking nos obliga a crear el camino en el futuro mediante un proceso de experimentación y prototipado. Por otro lado, una de las condiciones intrínsecas a la innovación es que haya diversidad tanto de conocimiento funcional como de perfiles para enriquecer el proceso. La diversidad en innovación es clave y para que funcione tenemos que ser capaces de sobrepasar las diferencias y evitar caer en la trampa del “acuerdo menos malo” es decir que en vez de conseguir superar las diferencias, seleccionamos la decisión “menos mala” en la que todo el mundo esté de acuerdo. El design thinking ayuda a tener conversaciones que trascienden y aprovechan las diferencias para encontrar mejores soluciones que las que cada uno podría encontrar de manera individual. Las fases principales del design thinking y por qué es diferente El proceso de diseño se centra en cuatro preguntas básicas, que corresponden a las cuatro etapas del diseño: ¿Qué es? ¿Y si? ¿Qué sorprende? ¿Qué funciona? Qué es se centra en la realidad actual, Y si imagina un nuevo futuro, Qué sorprende toma decisiones y Qué funciona nos lleva al mercado. En las primeras partes del proceso, expandemos nuestro campo de visión de forma progresiva, mirando de la manera más amplia posible para evitar quedar atrapados en nuestra estructura habitual del problema. Después de generar una nueva serie de conceptos, le damos la vuelta al proceso reduciendo de forma progresiva nuestras opciones para quedarnos con las más prometedoras. Otras partes fundamentales del design thinking son la empatía (entender en profundidad a las personas para las que estamos creando el producto/servicio), el ingenio (la capacidad de crear algo nuevo) y la iteración (la voluntad de experimentar y de probar las ideas a menudo para aprender cómo mejorarlas en el tiempo). También requiere que estemos dispuestos a hablar con otros que son distintos a nosotros. No necesariamente significa que tengamos que aceptar cualquier solución pero sí que trabajemos de forma colaborativa sobre un problema y que estemos abiertos a entender porque otras personas se sienten de una forma u otra en vez de intentar vender nuestra solución. Para crear con el design thinking, tenemos que aprender a sentirnos cómodos sin saber cuál es la respuesta y estar abiertos a no saber cuál es la pregunta. Tenemos que tratar todo como si fueran hipótesis. Nos han enseñado desde pequeños que ser inteligentes significa tener la razón y conseguir la confianza para aprender en vez de saber puede ser todo un reto. Para ello nos puede ayudar desarrollar primero una visión del problema basada en hechos y centrada en los clientes. ¿Cómo empresa, qué podemos hacer para integrar el design thinking en nuestras metodologías? Las empresas más exitosas utilizan el design thinking en sus prácticas habituales para llevar a cabo el trabajo y resolver los problemas. Dejan a los empleados que quieren utilizar estas metodologías que experimenten con ellas y que demuestren a los demás que merece la pena tomarlas en serio. Para integrar esa forma de trabajar en el día a día de las personas se requiere tiempo, formación y asesoramiento. Un hackathon de un día sobre design thinking puede ser un primer paso para generar entusiasmo. Pero es solamente el principio de lo que necesitamos hacer. La semana que viene nos detendremos en los 5 pasos del design thinking. En innovación las preguntas son las que crean el camino hacia el futuro, hacia la solución. Las preguntas nos incitan a la acción, focalizan nuestro esfuerzo, por ello es necesario saber distinguir qué preguntas nos pueden llevar más lejos, a la generación de ideas creativas que puedan causar el cambio. Características de las preguntas difíciles: - Son preguntas para las que aún no se conoce respuestas. - Son preguntas simples, claras y penetrantes. - Te invitan a reflexionar en un nivel más profundo Einstein decía “Si yo tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, gastaría los primeros 55 minutos para determinar la pregunta apropiada , porque una vez supiera la pregunta correcta podría resolver el problema en menos de cinco minutos” ¿Qué preguntas somos capaces de hacer? Un buen ejemplo para ilustrar ese concepto es la historia de Aidan Dwyer, de 13 años, que inventó un sistema de paneles solares que genera más electricidad que los paneles tradicionales en los techos y sin necesidad de moverlos. La pregunta difícil que se hizo Dwyer es la siguiente: ¿Cómo consigo que algo fijo se convierta en móvil? Se fijó en los árboles y el patrón en que están organizadas las hojas y las ramas, y lo copió para construir un sistema de paneles solares ordenados como un roble. Su sistema genera mucha más electricidad, diferencia que se nota especialmente durante el solsticio de invierno, cuando el sol está en su punto más bajo en el cielo. El árbol genera entonces un 50% más energía que un panel estilo techo, sin ajustar su posición ni hacerle ningún cambio. Puedes leer su ensayo aqui ¿Qué nos dice este ejemplo? Si quieres innovar, lo importante es hacerte la pregunta correcta, una pregunta difícil para la que no haya solución obvia. Una vez tengas la pregunta, queda poner el capital intelectual a trabajar (conocimiento funcional profundo) para encontrar respuestas y soluciones. |
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